martes, 1 de junio de 2010

El valor de un sonido...

Ayer comprendí, con la simple, inocente y maravillosa sonrisa de un bebé, el valor de un sonido.
Estaba jugando en el sofá de casa con mi "particular terremoto" mientras echaban por la tele la noticia de un bebé que ocho meses despues de nacer, y gracias a un implante coclear, escuchaba por primera vez la voz de su madre. No pude evitar emocionarme al contemplar la felicidad de esa criatura. Fue impresionante ver su gesto de sorpresa en el momento en el que conectaron el implante. Momentos antes, parecía impasible, bastó con ajustar unos botones y zas!!!! todo un mundo de nuevas sensaciones se abrieron ante él. Me sentí afortunada de poder ver esas imágenes. Impagable momento....
Me quedé sin palabras. Por unos instantes dejé de jugar con mi princesa, que también miraba al bebé y sonreía como él. Volviéndome hacia ella pensé.... y dí gracias en silencio.... gracias por haber nacido con la capacidad de poderme tocar, de poder contemplar la belleza del mundo que la rodea, de poder oler el aroma de las flores en primavera, de la tierra mojada en el otoño, del mar... de poder escuchar los pájaros a las mañanas, y de mil y una maravillosas cosas más.
Cosas que nos parecen tan básicas y a las que no le damos la importancia que realmente tienen.
Ahora, siempre tendré en mi retina la imagen de ese inocente bebé disfrutando, por primera vez, de la voz de su madre. Ahora, ya sé cuál es el valor de un sonido.

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